30.12.11

Hoy no tengo corazón.

Se ha ido. Se me ha escapado de las manos, la he perdido. Aún no me lo creo, no me imagino mi vida sin ella. Me cuesta respirar, el aire no llega bien a mis pulmones, rechazo la comida, no me sabe bien. No necesito agua, me quema. La luz del día se hace innecesaria y las noches me rodean con sus oscuros brazos, no me dejan escapar. La luna ya no me mira con la misma cara, se ha girado, me ha dado la espalda, las estrellas de mi cielo se han apagado, tan sólo queda una, la esperanza. Miro hacia todos lados, necesito verla, encontrarla, mi alma no está completa, llora y me pide explicaciones, su mitad se ha ido y me grita cada noche, llena de dolor, grita desesperadamente pidiendo que vuelva, agarrandome el corazón, apretándolo, pero no aparece. Me desgarra. Le digo que no sufra, que nos volveremos a encontrar, pues no deseo otra cosa en este mundo que el olor de su piel, la ternura de sus labios, sus ojos infinitos, su pelo lacio y brillante, sus manos...las cuales me hacían estremecer. Brindarle todo mi amor, el que siento de verdad.

Y lloro, y me hago daño, hacía mucho que no lo hacía...pero no sirve de nada. Le he hecho daño, la he vuelto a fastidar sin darme cuenta, sin querer hacerlo. Mis palabras ya no valen, caen en sacos rotos y se pierden en la eternidad. Mis lágrimas resbalan hasta caer al suelo, las oigo, las siento. Abrazo la almohada e intento inspirar su olor, por si queda un resquicio de ella, pero nada...no encuentro nada. Está vacía, como mi alma. Esto no puede terminar, no así, no quiero, no puedo. Ella me enseñó que había que luchar por lo que uno más desea y que si algo te pertenece, tiene que volver a ti. Espero que vuelva, porque no sé como saldré de esta. Demasiado dolor en mi corazón. Demasiado dolor...

Si no es en esta vida, te encontraré en la siguiente...pues en ésta ya no me quedan fuerzas...ni para respirar.

Te amo Carmina.